WASHINGTON - El presidente estadounidense Donald Trump organizó este jueves una "celebración" en la Casa Blanca por el fin del juicio político en su contra, del que salió absuelto, con un discurso vengativo en el que repasó los ataques de los últimos años en su contra y calificó la trama rusa de "basura".
"Tuve que pasar por un infierno injustamente, y no hice nada mal", lamentó Trump durante un acto en la Casa Blanca al que invitó a numerosos congresistas y senadores republicanos.
"Esto no es un discurso, no es una conferencia de prensa, es una celebración", añadió el mandatario.
Sin ningún guion más allá de unas notas sobre su podio, Trump pronunció una diatriba improvisada contra la oposición demócrata, que impulsó el juicio político debido a las presiones del presidente a Ucrania para que investigara a uno de sus posibles rivales en las elecciones de noviembre, el exvicepresidente Joe Biden.
"'Impeachment', esa es una palabra muy fea para mí. Me llevaron hasta las etapas finales del juicio político, pero nunca pensé que una palabra pudiera sonar tan bien: absolución total", clamó Trump.
El mandatario enseñó triunfalmente a los asistentes la portada del diario The Washington Post, con el titular "Trump absuelto", y aseguró que tiene "suerte" de tener a gente que lo "defiende", es decir, los republicanos en el Senado, porque si no, "esto habría sido un incidente horrible para el país".
"Esta ha sido una situación enormemente partidista (...). El único que votó (con los demócratas) fue un tipo que no puede soportar el hecho de que protagonizó una de las peores campañas en la historia", afirmó en referencia al senador republicano Mitt Romney, candidato presidencial en 2012.
Romney fue el único republicano que votó a favor de destituir a Trump por uno de los cargos que afrontaba por sus presiones a Ucrania, el de abuso de poder.
"La caza de brujas empezó desde el día que bajé de las escaleras (para lanzar mi campaña presidencial), y nunca terminó realmente. Ha sido algo malvado y corrupto", denunció el mandatario.
"Han sido los filtradores (de información), los mentirosos y los policías sucios (los que han ido en mi contra), y esto nunca debe volver a pasarle a ningún otro presidente. Ha sido vergonzoso y si yo no hubiera despedido a James Comey es posible que yo no estuviera ahora mismo aquí", subrayó en alusión al director del FBI al que expulsó del cargo en mayo de 2017.
Añadió que primero tuvo que pasar por las acusaciones sobre "Rusia", en aparente alusión a la conclusión de las agencias de inteligencia estadounidenses de que Moscú interfirió en las elecciones de 2016 para ayudarlo a ganar, y dijo que "todo eso fue basura".
Trump no reconoció ningún tipo de negligencia por su parte, al definir de nuevo como "perfecta" la llamada telefónica que mantuvo en julio con el presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskiy, en la que le pidió que investigara a Biden y que desató el escándalo que llevó a su juicio político.
La portavoz de la Casa Blanca, Stephanie Grisham, ya había insinuado el tono vengativo que tendría el discurso de Trump, al decir a la cadena Fox News que el presidente iba a hablar sobre "lo horriblemente que le han tratado y sobre que quizás la gente debe pagar por eso".
Trump enfrentó dos cargos: abuso de poder y obstrucción al Congreso por sus presiones a Ucrania para que investigara al exvicepresidente Joe Biden.
Horas antes este jueves, el presidente aprovechó un desayuno de oración para descargar su furia contra los que trataron de destituirlo.
En un escenario en el que también se encontraba la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, quien encabezó el juicio político en su contra, Trump destrozó el clima de bipartidismo que suele reinar en el Desayuno Nacional de Oración anual en Washington.
“Como todos saben, mi familia, nuestro gran país y su presidente han pasado por una prueba terrible debido a algunas personas muy deshonestas y corruptas”, dijo Trump.
“Han hecho todo lo posible por destruirnos y al hacerlo han dañado gravemente a nuestra nación”, dijo Trump.
Pelosi meneó la cabeza varias veces durante el discurso del presidente.
Tras más de cuatro meses de un proceso iniciado en septiembre del 2019, cuando se abrió la investigación para un juicio político, el guion se cumplió según lo esperado y los senadores, que hicieron de "jurado" del "impeachment", exoneraron a Trump.
Primero votaron sobre la acusación de abuso de poder, donde un total de 52 legisladores hallaron "no culpable" al presidente frente a otros 48 que lo encontraron "culpable".
Tan solo un republicano votó "culpable": Mitt Romney, que representa al estado de Utah, se convirtió en el primer senador en la historia del país en apoyar la destitución de un presidente de su mismo partido en un juicio político.
Sobre la segunda de las acusaciones, la de obstrucción al Congreso, un total de 53 legisladores -todos republicanos- resolvieron que Trump era "no culpable", frente a 47 -todos demócratas- que lo vieron "culpable".
Para que el proceso de destitución del presidente saliera adelante, era necesario el respaldo de dos tercios de la Cámara Alta a alguno de los dos cargos políticos.