EAGLE PASS, Texas - El gobierno estatal empezó este viernes a desplegar lo que será una nueva barrera flotante en el Río Grande el viernes en la última escalada del esfuerzo multimillonario del gobernador republicano Greg Abbott para asegurar la frontera de EEUU con México, que ya ha incluido el transporte de inmigrantes a estados liberales y autorizar a la Guardia Nacional a realizar detenciones.
Docenas de las grandes boyas esféricas estaban apiladas en las plataformas de cuatro remolques de tractores en un parque de la ciudad cerca del río.
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Pero incluso antes de que las enormes boyas anaranjadas fueran descargadas de los tráileres que las transportaron a la ciudad fronteriza de Eagle Pass, surgieron preocupaciones por el desafío sin precedentes de Abbott a la autoridad del gobierno federal sobre la aplicación de la ley de inmigración.
Los defensores de los inmigrantes expresaron su preocupación por los riesgos de ahogamiento y los ambientalistas cuestionaron el impacto en el río.
De acuerdo con el programa del gobernador Abbott, se colocará una ristra de boyas de más de 300 metros (984 pies) de largo y, en preparación para el despliegue de la barrera, las autoridades de Eagle Pass han aplanado una isla cerca del Parque Shelby en esa ciudad de 30,000 habitantes.
"Las boyas son otro intento de militarización de nuestra frontera que tiene un impacto en el río", se quejó Adriana Martínez, geomorfóloga fluvial que ha publicado estudios sobre el efecto de la construcción de barreras en la frontera.
"Al igual que el muro federal, estas boyas cambiarán la forma en que fluye el agua y, por lo tanto, cambiarán el curso mismo del río", añadió Martínez, según un comunicado de la Coalición Fronteriza de Eagle Pass.
ALERTAN SOBRE EL IMPACTO AMBIENTAL EN ESA REGIÓN
Eagle Pass, un área que el jefe del Departamento de Seguridad Pública de Texas, Stven McCraw, ha calificado como "el centro de gravedad para el contrabando", es la primera sección del río donde se instalan las boyas.
Álex Flores, un filmógrafo de Eagle Pass, dijo que "es necesario saber qué permiso obtuvo el gobierno del estado para demoler una isla que altera el ecosistema y el flujo del río".
"¿Qué estudios se hicieron para medir el impacto ambiental o para demostrar que esos esfuerzos disminuyen los cruces de la frontera?", preguntó Flores. "Están operando sin consideración para el impacto sobre la comunidad o las leyes que protegen nuestro ambiente".
Jessie Fuentes, maestra retirada, sostuvo que "el Río Grande es un río, con vida silvestre, protegido por leyes federales y, como beneficiarios de esta fuente de agua que sustenta la vida, debemos protegerlo y respetarlo".