Durante un mitin de campaña en Pensilvania, el expresidente Donald Trump lanzó una propuesta que parece sacada directamente de la película distópica The Purge.
En el filme de 2013, la sociedad estadounidense celebra una "tradición" en la que, durante 12 horas, todo crimen es permitido, incluidos los asesinatos. Según la película, esta "purga" violenta tiene un efecto catártico que reduce drásticamente el crimen y el desempleo.
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Sin embargo, lo que en The Purge es una advertencia sobre las terribles consecuencias de un mundo sin moral ni ley, Trump lo sugirió como una solución real, con un giro: en su versión, solo la policía tendría el poder de actuar sin restricciones.
En su discurso, Trump propuso que la policía tuviera “un día realmente violento” para acabar con el crimen de inmediato. La idea, que retomó varias veces durante su intervención, reflejó su frustración con las limitaciones políticas que, según él, impiden a los policías “hacer su trabajo”. “Una hora dura —y me refiero a realmente dura— y el mensaje se correrá. Se acabará de inmediato, ¿saben? Se acabará de inmediato”, repitió el exmandatario, sugiriendo que el crimen en el país podría ser erradicado con un periodo de brutalidad policial.
Un funcionario de la campaña de Trump comentó luego a Politico que la propuesta era “claramente en tono de broma”. Steven Cheung, director de comunicaciones de la campaña de Trump, añadió que el expresidente siempre ha sido “el presidente de la ley y el orden” y que su intención era enfatizar la importancia de hacer cumplir las leyes existentes.
No obstante, esta explicación de que Trump estaba "bromeando" parece inconsistente con su historial. A lo largo de la última década, el expresidente ha utilizado un tono cómico y frases como “solo estoy bromeando” para introducir sus ideas más extremas. Si bien Trump no tendría la autoridad como presidente para permitir que la policía actúe sin restricciones, el simple hecho de verbalizar una idea de este tipo es significativo y preocupante.
Estas declaraciones sugieren una actitud permisiva hacia el abuso policial, lo que podría influir tanto en la agenda legislativa republicana a nivel federal y estatal como en la cultura diaria de las fuerzas policiales. Además, podría alentar a los seguidores de Trump a considerar el vigilantismo y la violencia política como herramientas legítimas para abordar problemas sociales, una realidad que ya existe en algunos sectores de la sociedad estadounidense.
En un país que ya enfrenta serios problemas de brutalidad policial, no es apropiado que un candidato presidencial —y menos un expresidente— "bromee" sobre la policía brutalizando a la población. La defensa de Cheung, al enmarcar los comentarios de Trump como un reflejo de su compromiso con la “ley y el orden”, es absurda. Lo que Trump realmente propone es que la policía opere fuera de los límites de la ley para lograr un supuesto orden social, lo que revela una visión de mundo reaccionaria que busca proteger a los poderosos y dominar a quienes se les opongan.
