WASHINGTON - La emergencia sanitaria en Estados Unidos por el COVID-19, que dejó más de un millón de muertos en el país, termina este jueves y con ello finalizan numerosas medidas que se venían implementando hasta ahora en ámbitos que van desde la sanidad y el turismo a la inmigración.
Tres años después del estallido de la pandemia, el gobierno de Joe Biden anunció a finales de enero pasado que dejaría de considerar al COVID-19 como una emergencia nacional a partir de este 11 de mayo a las 23.59 horas.
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La Casa Blanca justificó el fin de la emergencia sanitaria con que las muertes por coronavirus en Estados Unidos han disminuido un 95% desde enero de 2021 y las hospitalizaciones han caído un 91%.
Además, los decesos a nivel mundial por el coronavirus SARS-CoV-2 están "en sus niveles más bajos desde el inicio de la pandemia".
Con el término de la emergencia sanitaria se deja en manos de los estados muchas medidas sociales como la renovación automática del acceso al Medicaid, un programa que brinda seguro de salud para adultos y niños con ingresos y recursos limitados.
A continuación se explican algunos cambios que se producirán:
SALUD
Gracias a la Ley de Respuesta al Coronavirus de las Familias Primero creada durante la emergencia, se facilitó el acceso al Medicaid y se eliminó la necesidad de renovarlo temporalmente, cada vez que caducaba.
Esta protección evitó la interrupción de la cobertura para millones de estadounidenses durante la pandemia y ayudó a garantizar el acceso a pruebas, tratamientos y vacunas gratuitos.
Según datos de KFF, una organización independiente sin fines de lucro enfocada en temas de salud nacional, esto permitió que entre febrero de 2020 y marzo de 2023 la inscripción al Medicaid creciera en aproximadamente 20 millones de personas.
Una vez que concluya la emergencia de salud pública, los estados reanudarán las operaciones estándar de elegibilidad, inscripción, renovación y verificación, y un total de 17 millones de personas podrían perder la cobertura, estima KFF.
Esto afectará de manera desproporcionada a las personas de bajos ingresos, a los afroamericanos y a los latinos, poblaciones que también experimentaron un índice mayor de mortalidad y hospitalización durante la pandemia.
EL TÍTULO 42 Y LA INMIGRACIÓN
Con la excusa de la pandemia y desenterrando una norma incluida en Ley de Salud Pública de 1944 creada por Franklin D. Roosevelt, el expresidente Donald Trump proclamó en marzo de 2020 el Título 42 y Joe Biden lo ha mantenido vigente hasta ahora.
Esta normativa ha permitido las expulsiones de migrantes en la frontera con México de personas de ciertas nacionalidades tras cruzar la frontera de manera irregular, sin la posibilidad de solicitar asilo.
Se calcula que Estados Unidos ha llevado a cabo más de 2.5 millones de expulsiones en todo este tiempo, según la organización International Rescue Committee.
El viernes entra en vigor la normativa Título 8, que establece consecuencias graves por cruzar la frontera, y habrá además una norma creada por Biden que restringirá el acceso al asilo para las personas que buscan llegar a EEUU por tierra.
VACUNAS
Estados Unidos es uno de los pocos países del mundo que todavía requiere a los viajeros extranjeros un certificado de vacunación, una medida vigente desde 2021.
La semana pasada, el gobierno estadounidense puso fin a este requisito y a partir del viernes ya no será necesario entregar el certificado tras pisar suelo estadounidense.
Asimismo, la Casa Blanca anunció que tampoco será necesario que los empleados federales y los contratistas del gobierno se vacunen.
ADIÓS A LOS TEST GRATIS
Aunque el fin de las vacunas y los test gratis va a hacerse de un modo progresivo durante las próximas semanas, el levantamiento de la emergencia sanitaria significará, en un momento u otro, el adiós a su gratuidad.
Hasta ahora, cualquier ciudadano sin seguro médico podía acudir a farmacias o centros de salud para recibir la vacuna contra el coronavirus.
Asimismo, las farmacias regalaban los test y el propio Gobierno tenía una página web en la que los ciudadanos podían pedir tests y estos eran enviados gratuitamente a sus domicilios.
Según datos oficiales, casi 270 millones de estadounidenses han recibido al menos una dosis de la vacuna contra el COVID-19 y el 69% de la población estadounidense, 230 millones de personas, ha completado el esquema de vacunación contra el coronavirus.
Tras el fin de la emergencia los estadounidenses seguirán pudiendo acceder a las vacunas y a los tratamientos para el COVID-19, pero solo hasta que se acaben las existencias que tiene el gobierno, aunque están estudiando fórmulas para que sigan accesibles para las personas de bajos recursos sin seguro médico.