BUENOS AIRES, Argentina — Descartada Colombia y suspendido el fútbol en Argentina, la Copa América pende de un hilo.
A menos de un mes del puntapié inicial del certamen continental, Colombia quedó descartada el jueves como coanfitriona en medio de una ola de protestas antigubernamentales.
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Cuando todavía el fútbol sudamericano digería la noticia, Argentina decretó también el jueves un duro confinamiento en principio por nueve días para hacer frente a la segunda ola de coronavirus, lo cual obligó a suspender los torneos de fútbol de todas las categorías.
Hugo Moyano, vicepresidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) y presidente de Independiente, dijo este viernes que "hay que hacer el esfuerzo para evitar la Copa América en Argentina" por la escalada de casos de coronavirus que llevó al Gobierno a endurecer las restricciones sanitarias.
“Estamos viviendo el peor momento desde que comenzó la pandemia... Debemos asumir seriamente lo crítico de este tiempo y no naturalizar tanta tragedia”, afirmó el presidente argentino Alberto Fernández en un mensaje a la población.
Estos contratiempos ponen en evidencia los riesgos de organizar un certamen de esta magnitud en momentos en que Sudamérica se ha convertido en uno de los epicentros de la pandemia, que además de consecuencias sanitarias profundizó las tensiones sociales que la atraviesan.
¿Podrá la CONMEBOL persistir en la disputa de la Copa América entre el 13 de junio y el 10 de julio?
En 2020, con una situación sanitaria y social menos compleja, la entidad postergó el campeonato para este año. Otra reprogramación quedó descartada por la propia CONMEBOL la víspera, cuando declinó un ofrecimiento del gobierno colombiano para aplazar la competencia.
“Por razones relacionadas al calendario internacional de competiciones y a la logística del torneo, resulta imposible trasladar la Copa América 2021 al mes de noviembre”, indicó en un comunicado.
En lo inmediato, Argentina surgía como candidata natural a convertirse en la única sede del torneo y hasta se especuló que los estadios La Bombonera de Boca Juniors, Libertadores de América de Independiente, Único de La Plata y el Bicentenario de San Juan albergarían los partidos correspondientes al Grupo B que debían jugarse originalmente en suelo colombiano.
Parece poco probable que el gobierno de Fernández pueda embarcarse en el desafío cuando acaba de ordenar una cuarentena estricta en distritos con su sistema sanitario colapsado, entre ellos Buenos Aires. El mandatario, además, enfrenta un creciente malestar social por la demora en la llegada de más vacunas y el impacto negativo de las restricciones en la economía.
“La organización de la Copa America en nuestro país en fase 1 es otro delirio. Un extravío”, disparó en Twitter el diputado Waldo Wolff de Juntos por el Cambio, la principal fuerza opositora.
Consultado sobre la posibilidad de organizar en solitario la Copa América, el jefe de ministros Santiago Cafiero tiró la pelota afuera.
“Estamos todavía en conversaciones de la parte que tenía que organizar Argentina, ajustando detalles. Todavía no hay definiciones”, declaró.
Chile se apuntó como opción cuando todavía Colombia se aferraba a la organización de la Copa pese a que se multiplicaban en todo el país las protestas contra el gobierno de Iván Duque.
Para Chile albergar la Copa América significaría una redención luego que en 2019 se quedó sin la final única de la Copa Libertadores también por un estallido social.
Chile tiene a su favor una situación sanitaria menos dramática que sus vecinos por una tasa de vacunación que está entre las más alta en el mundo (62% de su población de 19 millones ya tiene la primera dosis).
“Estamos preparados; siempre vamos a estar con las puertas abiertas para recibir estos eventos deportivos”, afirmó días atrás la ministra de Deportes chilena, Cecilia Pérez.
Pero la contra es que obligaría a modificar el formato de la competencia, ya que Chile integra el Grupo A que se jugará en Argentina. Uruguay, Paraguay y Bolivia completan la zona.
Uruguay, que días atrás fue confirmado como sede de las finales de la Copa Libertadores y de la Copa Sudamericana de este año, enfrenta el mismo dilema.
Como el país que acoge la sede de CONMEBOL, Paraguay surge como una opción lógica, pero enfrenta un colapso sanitario con 2,700 infectados y 110 muertos diarios de coronavirus.
Brasil, campeón continental en 2019, no corre la carrera porque fue el último organizador.
La CONMEBOL anunció que en “los próximos días” tomará una decisión sobre la relocalización de los partidos que debían disputarse en Colombia. Pero el tiempo apremia y la pandemia no da tregua.