El estado de Wisconsin, cuna del Partido Republicano, podría tener las llaves de la Casa Blanca en las elecciones del próximo día 5, razón por la cual los candidatos Kamala Harris y Donald Trump han intensificado sus esfuerzos por atraer a un electorado que se ha mostrado indeciso.
Si bien la ciudad de Ripon vio nacer a la formación política del expresidente Trump en 1854, a Wisconsin se le considera como parte fundamental del llamado "muro azul", junto a Michigan y Pensilvania, donde el voto obrero es clave para el partido de la vicepresidenta Harris.
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Durante las últimas cuatro elecciones, quien ha ganado en Wisconsin, que no muestra una intención de voto definitiva por ninguno de los candidatos y por ello es catalogado como estado “péndulo” o “bisagra”, se ha hecho con la Presidencia de EEUU, incluyendo a Trump en 2016.
Con una población cercana a los 5.9 millones de personas, de las cuales más de 4.5 millones están habilitadas para votar, Wisconsin asignará 10 de los 538 votos del Colegio Electoral, lo que representa un 1.8% de los sufragios con los que se elige al presidente del país.
CORTAS VENTAJAS QUE PUEDEN REPETIRSE
El estrecho margen de 11,384 votos (0.3% de diferencia) con el que John Kerry se impuso en este estado a George W. Bush en 2004 es una referencia para lo que puede suceder en los actuales comicios.
La ventaja con la que cuenta la candidata demócrata en Wisconsin, según los sondeos, es de apenas 0.7% sobre el republicano, revela el último cálculo de la media que hace la web FiveThirtyEight.
Como el margen de la victoria de Biden cuatro años atrás fue de apenas 20,682 votos sobre Trump (menos de 1% de diferencia), los candidatos saben de la importancia de Wisconsin y por ello lo han visitado en dos ocasiones en la semana previa a los comicios.
La agenda económica de los candidatos puede ser determinante en este estado de tradición obrera, con un salario mínimo promedio de $7.25 la hora que ha sentido el impacto de la inflación. La propuesta de un incremento hasta los $15 cuenta con el respaldo de Harris y la evasiva de Trump.
LA INMIGRACIÓN ADQUIERE EL PROTAGONISMO
El expresidente estadounidense ha dado mayor protagonismo en sus apariciones en Wisconsin a la inmigración ilegal y desde allí ha insistido que hará “la mayor deportación hecha en el país” si llega a la Casa Blanca.
Ante la postura radical del republicano frente a los indocumentados, el mismo Barack Obama le respondió en un mitin en el estado, donde dijo dirigiéndose a los asistentes que “si cuestionas los planes Trump recurrirá a una única respuesta: culpar a los inmigrantes”.
Al tiempo, la estrategia de Harris se ha centrado en atraer el apoyo de republicanos moderados, para lo cual ha contado con el apoyo de la detractora de Trump Liz Cheney y el respaldo de figuras conservadoras como el senador Robert Cowles o el alcalde de Waukesha, Shawn Reilly.