CONDADO DE HOLMES, Ohio – A un mes del secuestro de 17 misioneros en Haití, los religiosos -16 estadounidenses y un canadiense- siguen en cautiverio. Y sus familiares en Ohio sorprenden por su actitud.
Los integrantes del grupo religioso Christian Aid Ministries, con sede en Millersburg, Ohio, fueron secuestrados tras la visita a un orfanato por miembros de una violenta pandilla conocida como 400 Mawazo.
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El líder de la pandilla reclamó $17,000,000 para liberar a los misioneros, $1 millón por cada uno, incluido un bebé de meses.
SE CUMPLE UN MES DEL SECUESTRO DE LOS MISIONEROS EN HAITÍ
Varios de los secuestrados tienen raíces Amish y Menonitas, muchos de los cuales residen en el norte de Ohio.
La situación mantiene en vilo a estos grupos religiosos que no obstante, han sorprendido por su respuesta.
Cuando los amish se congregan para rezar todas las semanas, generalmente entonan himnos solemnes en un dialecto alemán que sus antepasados espirituales compusieron hace casi cinco siglos en condiciones parecidas a las que enfrentan 17 misioneros recientemente secuestrados en Haití. En cautiverio.
Esos himnos surgieron de las condiciones miserables de las prisiones donde fueron encerrados los primeros anabautistas —los fundadores del movimiento que hoy mantienen vivo los amish, los menonitas, los hermanos y otras denominaciones— y sus palabras exhortan a amar a quienes los atormentan y perseverar a riesgo de ser perseguidos, e incluso de ser mártires.
Por ello, cuando secuestradores capturaron a 12 misioneros adultos y cinco de sus hijos, incluido uno de corta edad, no sorprendió que quienes respetan esa tradición cristiana apelasen a esos valores en sus oraciones.
Familiares y personas que se solidarizan con los secuestrados usan consignas como “ama a tus enemigos”, “perdónalos” o “reza por los secuestradores”.
Un comunicado conjunto de los familiares de los rehenes decía que “Dios les dio a nuestros seres queridos la oportunidad única de hacer realidad el mandamiento de nuestro Señor ‘ama a tus enemigos, bendice a quienes te maldicen, haz el bien a quienes te odian’”.
El comunicado fue emitido por los Ministerios de Ayuda Cristiana. Tienen su sede en el territorio amish del condado de Holmes, en Ohio, y llevan casi cuatro décadas operando en Haití y otros países.
Este tipo de declaraciones pueden sorprender, y parecer incluso crueles, a quienes esperan que las oraciones se enfoquen en el bienestar de los seres queridos.
Pero responden a la tradición religiosa de los anabautistas conservadores, una congregación que comparte algunas creencias con los cristianos evangélicos, como la de la salvación a través de Jesús, pero que también tienen profundas diferencias.
Los anabautistas conservadores tratan de vivir al margen de la sociedad y tienen una forma particular de vestirse.
Las mujeres se cubren la cabeza. Enfatizan la “no resistencia” al diablo y la violencia, una postura que va mucho más allá de su negativa a servir en las fuerzas armadas.
También tienen una fuerte tradición de martirio, bien ganada, dado que sus antepasados sufrieron feroces persecuciones en los orígenes de la Reforma en el siglo 16, cuando fueron considerados demasiado radicales por los católicos y los protestantes.
Los anabautistas prestan mucha atención al Sermón de la Montaña de la Biblia, que contiene algunos de los dichos más radicales de Jesús, como ama a tus enemigos, haz una vida simple, bendice a quienes te persiguen, ofrece la otra mejilla, sobrelleva tu sufrimiento con alegría.
“Los principios del Sermón de la Montaña son uno de los pilares de nuestra fe”, dijo Wayne Wengerd, miembro de una comisión que maneja las relaciones de los amish con la iglesia y el estado. “Es algo que respetamos al pie de la letra”.
Esos principios, señaló, dicen que “hay que hacer el bien a quienes nos lastiman o nos persiguen y que debemos rezar no solo por quienes piensan como nosotros sino también por quienes todavía no profesan la fe”.
Wengerd, quien vive en Wayne, un condado pegado al de Holmes, dijo que es un error pensar que se comete una injusticia con las víctimas de los secuestradores.
“Por supuesto que queremos un buen desenlace”, manifestó. “(Pero) Estamos conscientes, como cristianos y como seguidores de Cristo, de que habrá una persecución”.
Los misioneros fueron secuestrados el 16 de octubre, cuando volvían de una visita a un orfanato que apoyan los Ministerios de Ayuda Cristiana (MAC). La banda 400 Mawozo amenazó con matar a los 16 estadounidense y el canadiense tomados como rehenes si no se paga un rescate.
MAC dice que los secuestrados pertenecen a comunidades amish, menonitas y de otras denominaciones conservadoras anabautistas de Ohio, Michigan, Wisconsin, Tennessee, Pensilvania, Oregon y Ontario.
Wengerd dijo que los anabautistas se inspiran en cosas como el “Ausbund”, un himno compuesto en una cárcel en el siglo 16, y el libro “Martyrs Mirror” (Espejo de mártires), que les “recuerdan el costo de pertenecer al reino de Cristo”.
“Martyrs Mirror” se enfoca en cientos de anabautistas y otros cristianos que murieron por su fe. Incluido Dirk Willems, un anabautista holandés del siglo 16 que le escapaba a las autoridades en el invierno y se volvió para salvar la vida de un perseguidor que había caído en aguas heladas. De todos modos, fue detenido y ejecutado.
Un ejemplo moderno de los valores de los anabautistas es la respuesta que la comunidad amish dio a un episodio en Nickel Mines, Pensilvania, en el que un individuo mató a cinco niñas amish e hirió a otras cinco antes de suicidarse. Los amish perdonaron de inmediato al asesino y apoyaron a su viuda. “Si no perdonamos, ¿cómo podemos esperar que nos perdonen a nosotros?”, dijeron líderes amish en su momento.
Perdonar a los victimarios no quiere decir que ignoran el sufrimiento de las víctimas.
Steven Nolt, profesor de historia y de estudios anabautistas del Elizabethtown College de Pensilvania, recordó un funeral en Nickel Mines en el que el predicador dijo por un lado que “no lo entendemos, pero aceptamos lo sucedido como la voluntad de Dios” y por el otro que “Dios no quiere que una persona le dispare a otra”.
Eso parece una contradicción, señaló Nolt. Pero refleja la creencia en la “divina providencia”, la noción de que los creyentes no siempre entienden lo que sucede, pero “saben lo que quiere Dios y cómo deben vivir los humanos”.