LOS ÁNGELES, California - Kimberly Tejada se ha dedicado estos últimos cuatro años a sanar heridas físicas y emocionales tras un ataque que cambió el rumbo de su vida.
Todo comenzó el 19 de julio de 2019 en Glendale, en el sur de California, cuando la joven fue atacada a martillazos, presuntamente a manos de la persona que consideraba el amor de su vida.
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“Me golpeó tan violentamente que todos los huesos en mi rostro se quebraron (mi cara esencialmente)”, recuerda Tejada, quien tenía 24 años al momento del ataque.
“Todo de mi cara es metal”, dijo Tejada. “Lo único que no se quebró fue mi mandíbula de abajo”.
También resultó con fractura de cráneo y casi todos los huesos en sus manos.
“Mi rostro era como un rompecabezas”, recuerda la joven.
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Las primeras horas y días fueron cruciales. Permaneció en estado de coma inducido y fue sometida a cinco cirugías de emergencia.
“Tenían una foto mía y con esa foto trataron de poner todos los pedacitos”, dice Tejada. “Ocuparon metal y tornillos”.
Pasó su cumpleaños número 25 en el hospital, donde tuvo que aprender a caminar nuevamente mientras los médicos hacían todo lo posible por ayudarla, sin saber si lo lograrían.
“[Me decían] ‘Le vamos hacer eso, pero puede perder un ojo. le vamos hacer eso, pero no sabemos cómo su cerebro va a reaccionar’”, señala la joven sobreviviente.
Reconoce que fue difícil. Sufrió la mutilación de uno de sus dedos y el dolor lo sentía cada vez que se veía al espejo.
Pero los huesos sanaron, al igual que su espíritu. Su fe ha sido su fortaleza y ahora relata su historia sin sufrir.
“No soy víctima de lo que me paso, soy sobreviviente”, resalta Tejada. “Cada dia me gusta más mi rostro, cada dia estoy mas comoda”.
El sospechoso, identificado como Brian Cruz, nunca fue capturado por la policía. Lo hallaron muerto en un carro accidentado en la autopista del Bosque Nacional Los Ángeles, en septiembre de ese año.
“El ya no tiene que vivir con eso, pero yo tengo que vivirlo cada vez que me veo en el espejo, veo mis manos”, dice la joven.
Sin embargo, ha aprendido a perdonarlo y a superarse.
“El tiempo pasa muy rápido. [Estoy] muy feliz donde estoy, con todo lo que mi corazón ha sanado, mi cara”, señala Tejada.
Tejada se mudo a su nuevo apartamento durante la semana del cuarto aniversario del ataque. No tiene muebles, pero tiene planes, que incluyen compartir con su nuevo amor que conoció en la iglesia.
A los 28 años, empieza una nueva vida. Ahora espera que su historia sirva de inspiración a otros para seguir adelante.